EL CABO DE HORNOS
Fue un viaje alocado e improvisado, hasta el punto que Andrés y Aroha no entendieron en absoluto estar en medio del Pacífico en la llamada Antártida chilena. Allí, les esperaba el ático de sus deseos donde predominaba el aroma a incienso que venia acompañado de aquellas velas que hacían de ese espacio, un lugar celestial. Andrés, todo lo mas que había conocido de ella hasta entonces, era su espectro de ropa para afuera. Pero en aquel viaje, en aquel paraje, en aquella Jaima andina, la observo, la admiro... jamás había visto una mujer como Aroha, ella era una linda ninfa que soterraba en su interior, un volcán de cuyo magma, alimentaba sus húmedos deseos. Mientras tomaban sutilmente un sorbo de aquel Oporto, Andrés se estremecía ¡¡¡Por todos dioses Paganos!!!..-Eres la imagen de Calipso que te convierte en felina y discreta a la vez. En contra de lo dictaba su sentido común, Aroha, percibió en aquellos instantes una mezcla entre excitación y sorpresa al instantes que sentía las ...